Su Santidad el Papa Tawadros II: ¿Un año después de la explosión...?

Disponible también en árabe y en inglés.

El texto original fue publicado en MECC el 10 de agosto de 2021. Traducción y publicación por Maronitas.org en colaboración con The Middle East Council of Churches.

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En la primera conmemoración de la Explosión del Puerto de Beirut, el 4 de agosto de 2020, el Departamento de Comunicación y Relaciones Públicas del Consejo de Iglesias del Oriente Medio publicó un número especial en su revista trimestral «Al Muntada» en agosto de 2021, titulado «Beirut, en el corazón de la Iglesia, Beirut, una ciudad de resurrección». El número incluye una carta de Su Santidad el Papa Tawadros II, Papa de Alejandría y Patriarca de la Sede de San Marcos, a los libaneses, instándoles a la necesidad de cooperación y solidaridad como un solo pueblo.

A continuación encontrará el mensaje completo.



Ha pasado un año entero desde el desafortunado suceso, la masiva explosión del Puerto de Beirut, nuestra querida capital libanesa, el 4 de agosto de 2020, después de que se almacenaran allí productos químicos inflamables durante mucho tiempo sin ninguna precaución. La aterradora imagen que vimos por la televisión nos apretujó el corazón... En ese momento, lo consideramos una crisis y un incidente horribles que unirían a los pueblos y unificarían los corazones para hacer frente a este desastre con todas sus dimensiones humanitarias, sociales, económicas y vitales. Los pueblos siempre se han unido ante la catástrofe, con la esperanza de salir de ella con fuerza y determinación... Esperábamos y rezábamos para que el Líbano volviera a ponerse en pie y se levantara sano y fuerte para restaurar su gloria, su historia y su presente con la esperanza de un futuro mejor para todos sus hijos... Desgraciadamente, como dice el proverbio árabe, no todos los deseos pueden cumplirse, ni los lazos sirven para el propósito del barco. Han pasado días y semanas, y el año llegó a su fin. La catástrofe provocó crisis, las esperanzas se derrumbaron y la frustración y la desesperación se introdujeron en los corazones de la gente en el Líbano y en el extranjero.

El individualismo, la subjetividad y los intereses personales han prevalecido, mientras que la cooperación, el trabajo unido y el anteponer el interés de la nación se convirtieron en valores perdidos... Los grupos sociales, las sectas y las religiones siguen compitiendo entre sí mientras el país se rompe y se desangra en silencio... Mis queridos hermanos y hermanas del Líbano, nuestra vida no es más que una estela de vapor que aparece durante un rato y luego se desvanece... pero ustedes son los dueños de esta vida. Miren a sus hijos e hijas. Miren su futuro, sus sueños y los anhelos de sus corazones. Miren a los cansados y cargados, de los que nadie se acuerda.

Por favor, únanse en el bien para que su país vuelva a ser brillante, luminoso, exitoso y distinguido. Nuestros dedos difieren en forma, posición y habilidad, y sus capacidades varían... pero se unen en el trabajo, la belleza y la creatividad... Esta es la lección del Señor para cada uno de nosotros... Difieran como quieran, pero únanse bajo el interés superior de la nación, como una sola opinión, una sola alma y un solo amor por este hermoso país...

Les escribo rezando con todo mi corazón por su unidad. El tiempo de la división y el partidismo ha terminado. Levántense y asuman la responsabilidad, y que Dios les conceda su paz y su fuerza, para que tengan éxito en su buen trabajo.

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