Discurso pronunciado por el Secretario General en funciones del CMI (WCC), el Rev. Prof. Dr. Ioan Sauca, durante la «Consulta interconfesional sobre la cohesión social en Irak»

El texto original fue publicado en MECC el 16 de diciembre de 2021. Traducción y publicación por Maronitas.org en colaboración con The Middle East Council of Churches.

Disponible también en inglés.

La «Consulta interconfesional sobre la cohesión social en Irak» se celebró en Beirut del 13 al 15 de diciembre de 2021. Haga clic aquí para saber más.


Rev. Prof. Dr. Ioan Sauca

Secretario General Interino del Consejo Mundial de Iglesias

Su Santidad, Sus Eminencias,

Queridas hermanas y hermanos,

Me alegra y me honra estar con ustedes esta mañana y compartir estos momentos de reflexión, intercambio y comunión. En primer lugar, quisiera darles la bienvenida a todos y agradecerles que hayan respondido positivamente a la invitación del Consejo Mundial de Iglesias (CMI o  WCC: World Council of Churches) y del MECC.

La fe forma parte de la identidad interior del ser humano. Afecta a toda la vida humana. Se refiere a la propia fe en Dios, pero también define la propia forma de vida: las relaciones con los demás y con el mundo entero. Todas las religiones sitúan la dignidad humana en el centro de sus valores y apelan a la solidaridad social, induciendo a cuidarse unos a otros. La pandemia de Covid 19 nos mostró hasta qué punto somos interdependientes, que todos pertenecemos a una sola familia humana, como hijos iguales de Dios. El virus Covid no elige entre comunidades religiosas, identidades nacionales, colores, géneros; toca por igual a todos los humanos, sin ninguna diferencia.

Por ello, los líderes religiosos y las instituciones religiosas desempeñan un importante papel en la vida de las comunidades locales y contribuyen en gran medida a la justicia, la paz y la cohesión social. Esto es cierto para todo el mundo y, en particular, para Oriente Medio e Irak, que es el tema medio de nuestras reuniones de esta semana.

La colaboración interconfesional para abordar la cohesión social en la región contribuye a tender puentes de confianza entre las comunidades y a sentar las bases de una sociedad pacífica y próspera. Como líderes religiosos y étnicos, es nuestra responsabilidad colectiva crear confianza, promover el espíritu de tolerancia y preservar los derechos humanos de los miembros de nuestra comunidad.

Desde al menos 2010, el CMI ha participado activamente en diferentes iniciativas con el gobierno iraquí, las Naciones Unidas, los actores de la sociedad civil y los líderes religiosos iraquíes para ayudar a proteger la diversidad religiosa, étnica y social del país. Ese compromiso aumentó desde mediados de 2014, centrándose especialmente en las llanuras de Ninewa y en Ninewa Occidental, donde la población era más vulnerable debido a la invasión del «Estado Islámico» y al estatus de «zonas en disputa» de la región.

El CMI realizó varias visitas a Irak, respondiendo a las invitaciones de las iglesias locales y del Consejo de Jefes de Iglesias de Irak, destacando la importancia de involucrar a los líderes religiosos de las tradiciones confesionales de Irak para promover una narrativa compartida para la paz y la reconciliación.

En 2017, más de 40 líderes religiosos de Irak se reunieron en Beirut (Líbano), bajo los auspicios del Consejo Mundial de Iglesias, durante tres días de diálogo interreligioso constructivo. El objetivo era identificar y analizar las oportunidades y los retos relacionados con la cohesión y destacar el papel de los líderes religiosos en la restauración de comunidades multirreligiosas y multiculturales inclusivas en Irak tras años de conflicto. La consulta proporcionó un espacio seguro para un diálogo sincero, para compartir el dolor y para expresar las preocupaciones y los temores respecto al futuro. También fue el primer camino de un proceso de cambio hacia sociedades más inclusivas.

Sobre la base de las recomendaciones de esta consulta, el CMI, junto con sus iglesias miembros, las organizaciones asociadas y ustedes, los líderes religiosos, siguió trabajando para poner en práctica, en la medida de lo posible, algunos de los programas y actividades que ustedes han identificado. La disciplina en la que trabajamos fue la educación.

Junto con la participación activa de todas las partes interesadas, los representantes religiosos y étnicos y las autoridades gubernamentales, el CMI abordó lo siguiente:

  • Eliminar de los planes de estudios toda forma de ideología extremista contra cualquier grupo religioso o étnico y suprimir todo contenido que pueda incitar a la animosidad, la discriminación o la marginación.

  • Añadir, de forma justa y auténtica, por parte de las propias comunidades, la información y las secciones que faltan relacionadas con la representación de los componentes iraquíes en los planes de estudio.

  • Formar a los profesores en pedagogía inclusiva, centrándose en la dignidad humana y los derechos cívicos compartidos como base de la educación para todos.

  • Eliminar cualquier contenido que carezca de fidelidad, y centrarse en la igualdad de la ciudadanía, lo que lleva a promover la diversidad.

Somos conscientes de que el camino de esta jornada común es largo y complejo. Somos conscientes de los retos y obstáculos a los que os enfrentáis en vuestra vida diaria y en vuestro trabajo por la paz. Sin embargo, tenemos esperanza. Creemos que mediante esfuerzos constantes, una colaboración continua y un fuerte compromiso y buena voluntad, se logrará la paz y la justicia prevalecerá para todos. Vivir en paz, con seguridad y plenitud es una realidad colectiva; sólo puede alcanzarse para todos juntos, no a través de planes y objetivos individuales.

Irak, cuna de civilizaciones, necesita hoy más que nunca un plan nacional en el que los líderes religiosos desempeñen un papel crucial. Un plan que tenga en cuenta lo siguiente:

  1. Reconocer y apoyar los esfuerzos de la justicia transicional. Se necesitan tanto medidas de justicia retributiva como restaurativa.

  2. Reconstruir el capital social y la confianza con una perspectiva a largo plazo y de múltiples actores.

  3. Compromiso espiritual y ético de los líderes religiosos de todos los grupos étnicos y religiosos.

  4. Papel activo del Estado que debe hacerse presente, representar y responsabilizarse de todos los componentes de la sociedad, asegurando la aplicación del Estado de Derecho.

  5. Contrarrestar el odio y las narrativas deshumanizadoras del otro, las construcciones excluyentes de la identidad nacional colectiva y la deshumanización de los grupos sociales en la esfera pública.

Somos comunidades de fe vivas. Nuestro diálogo es un diálogo de vida, un diálogo de humanidad. Juntos podemos construir puentes para que nuestros caminos se crucen y se encuentren para que nuestros corazones celebren nuestra comunión para que este mundo sea un lugar mejor para vivir en paz, armonía y dignidad.

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