La Iglesia Ortodoxa inicia el ayuno: «Señor, ten piedad de mí, que soy un pecador»
¿Qué es el período de Triodión?
El texto original fue publicado en MECC el 7 de marzo de 2022. Traducción y publicación por Maronitas.org en colaboración con The Middle East Council of Churches.
«Señor, he clamado a Ti,» (...). «Apresurémonos todos a humillar la carne mediante la abstinencia, al emprender el divino e inmaculado Ayuno (...)». «Te suplico: límpiame en las aguas del arrepentimiento, y por la oración y el ayuno hazme radiante(...)». Con estos himnos, la Iglesia Ortodoxa se prepara en la víspera de las Vísperas del Domingo del Perdón para el viaje, un viaje de ayuno hacia la resurrección del Señor Jesucristo.
La Iglesia ortodoxa emprendió este viaje el 7 de marzo de este año. Los creyentes se preparan para ello con reverencia para lograr un objetivo, una completa comunión con Dios en cuerpo y alma, en palabra y obra. El ayuno, el primer mandamiento de nuestro Señor Jesús, es la segunda fase del período del Triodión, un tiempo de retorno a Dios.
El ayuno: Un tiempo de peregrinación y ascética espiritual
El Patriarcado Ortodoxo Griego de Antioquía y de todo el Oriente explica que el viaje del ayuno es una peregrinación del reino que ayuda a los creyentes a establecer una comunión completa con Dios, una comunión real, y toda violación es un adulterio, es decir, una ruptura de la comunión.
El ayuno nos da fuerza para superar los engaños de Satanás. La Iglesia recuerda en sus oraciones a sus santos padres que fueron modelos y en este camino. Llama a los creyentes a emprender un camino de oraciones, de amor, de arrepentimiento, de perdón y de abstención de las malas pasiones y de la lujuria, superando los obstáculos que puedan presentarse en su camino de ayuno.
El ayuno libera a los creyentes de la esclavitud del amor propio, que es el mayor de los pecados, mediante la oración y la concentración en Dios el Creador, evitando la gula y los placeres vacíos y egoístas que nos perjudican física y espiritualmente.
Un camino santo hacia la resurrección
El período del Triodión tiene un carácter piadoso y se manifiesta en la purificación del ser de todo mal, «Señor, ten piedad de mí, que soy un pecador». A través de ese tiempo, los creyentes vuelven a sí mismos y a Dios para lograr con Cristo una nueva creación a través del arrepentimiento sincero.
La palabra Triodión: Es una palabra griega que significa tres odas, es decir, tres estrofas. Hay que tener en cuenta que la palabra oda se refiere a estrofas de alabanza o himnos.
Este periodo se ha llamado «Triodión» porque los cánones o himnos de 9 odas se sustituyen por el libro litúrgico con cánones de 3 odas llamado «El Triodión». El Triodión comienza con el Domingo del Publicano y del Fariseo y termina en el Sábado Santo, pero ¿cuáles son sus fases?
El Triodión se divide en tres fases: el período precuaresmal, la Gran Cuaresma de cuarenta días y la Semana Santa. El periodo precuaremal incluye 4 domingos: el del Publicano y el Fariseo, el del Hijo Pródigo, el del Juicio Final o Domingo de la Carne y el del Perdón o Domingo del Queso. Este periodo incluye el Sábado de las Ánimas, que precede al Domingo del Juicio.
La segunda fase, la Gran Cuaresma, incluye 5 domingos: el Domingo de la Ortodoxia, el Domingo de San Gregorio Palamas, el Domingo de la Veneración de la Santa Cruz, el Domingo de San Juan Clímaco, el Domingo de Santa María de Egipto. Durante este periodo, los creyentes rezan las Grandes Completas de lunes a jueves, y el Himno Akathistos para la Madre de Dios cada viernes por la noche.
El viernes de la sexta semana se celebran las Pequeñas Completas con el Canon de la Resurrección de Lázaro. El Canon de San Andrés de Creta, Canon del Arrepentimiento, se lee en parte durante las Grandes Completas de la primera semana de Cuaresma y en su totalidad el jueves de la 5ª semana, que se llama Jueves del Arrepentimiento.
Después, viene la tercera fase o la Semana Santa. Comienza en la víspera del Domingo de Ramos con el primer servicio del «Esposo» y dura hasta el Sábado Santo.
Su Beatitud el Patriarca Juan X: La humildad es la prenda del alma
Con el inicio del camino del ayuno, los hijos de la Iglesia Ortodoxa llevan en sus corazones las palabras de guía de su pastor. El Patriarca Ortodoxo Griego de Antioquía y de todo el Oriente, Su Beatitud Juan X, destacó en su mensaje para el ayuno de este año la importancia de la humildad para cruzar a la seguridad y la alegría de la resurrección.
Su Beatitud dijo: «La prenda del alma en este tiempo bendito es la humildad. Una oración humilde penetra en el corazón de Dios. La Iglesia lo proclama al inicio de sus alabanzas para este tiempo para sugerirnos que Cristo, el Esposo de cada alma, desea que el alma se adorne con el ornamento de la humildad y se embellezca con el vestido de la abnegación».
Él anhela que el alma se mantenga firme en la oración humilde y modesta, lejos de la ostentación, que es una espiritualidad falsa y popular. Más bien, lo que ablanda el corazón del Señor es una actitud humilde expresada por el grito del alma: «Ten piedad de mí». «Cristo desea que nuestras almas se unan a la cohorte de las vírgenes prudentes que encendieron para Él su lámpara de misericordia, humildad y limosna, preparando su ser para su inhabitación por el Espíritu».
Y añadió: «La Gran Cuaresma es la primavera de las almas que anhelan el resplandor de Cristo. Es una primavera en la que cada alma florece como lo hacen las flores en la naturaleza. Es cuando la amarga frialdad del pecado es sustituida por la cálida belleza de la Resurrección. La Gran Cuaresma es la primavera de las almas que han renunciado al orgullo farisaico y se han revestido de la humildad pascual».
El ayuno es un camino de lucha espiritual que culmina en la oración, la humildad y el arrepentimiento, y a través de él, los creyentes se encaminan hacia la fiesta de las fiestas, rezando con un corazón fiel la oración cuaresmal de San Efrén el Sirio: «Oh Señor y Maestro de mi vida, quita de mí el espíritu de pereza, de desesperación, de deseo de poder y de charla ociosa. Más bien dale a tu siervo el espíritu de castidad, humildad, paciencia y amor. Sí, oh Señor y Rey, concédeme ver mis propias transgresiones, y no juzgar a mi hermano, pues bendito eres Tú, por los siglos de los siglos. Amén».
Communication and Public Relations Department
Fuente:
Sitio web del Patriarcado Ortodoxo Griego de Antioquía y de todo el Oriente