¡El medio ambiente una vez más!

El texto original fue publicado en MECC el 30 de septiembre de 2021. Traducción y publicación por Maronitas.org en colaboración con The Middle East Council of Churches.

Disponible también en árabe y en inglés.

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Dr. Michel E. Abs

Secretario General del Consejo de Iglesias del Oriente Medio

Nunca escribiremos lo suficiente sobre el medio ambiente.

Por mucho que escribamos, hablemos, presentemos, llamemos y exijamos, nunca será suficiente.

En primer lugar, porque el medio ambiente, don del Creador, es la incubadora de nuestras vidas y el garante del futuro de nuestras generaciones y de la continuidad de la humanidad en este planeta tierra.

En segundo lugar, porque el daño que la humanidad ha infligido al medio ambiente, desde la revolución industrial hasta hoy, es mayor de lo que los libros, las conferencias y las enciclopedias pueden abordar.

La Iglesia, a través de sus expertos y de sus instituciones interesadas, incluido el Consejo de Iglesias del Oriente Medio, ha hecho y está haciendo mucho para levantar el escenario y las condiciones deplorables a las que ha llegado el medio ambiente.

El primero de nuestros trabajos colectivos fue el lanzamiento del «Tiempo de la creación», que es una metáfora de la campaña de educación y de concienciación que comenzó el 1 de septiembre y terminará el 4 de octubre, tal y como establece la Iglesia para que coincida con el año litúrgico.

Esta campaña comenzó con una oración en la Iglesia Evangélica Nacional de Beirut y concluirá con una oración el tercer domingo de octubre en el Monasterio de Nuestra Señora de la Visitación, el Instituto y la Sociedad Philokalia en la ciudad de Aintoura en la región de Keserwan, bajo el patrocinio de Su Beatitud el Patriarca Cardenal Bechara Boutros Al-Rahi.

Este mes ha estado repleto de actividades, campañas y proyectos destinados a incluir el tema del medio ambiente en la agenda de las sociedades del Medio Oriente, ya que se han llevado a cabo actividades en los distintos países en los que están presentes las iglesias miembros del Consejo en nuestra región.

Pero lo importante no es que nos acordemos del medio ambiente una vez al año, sólo cuando llega la fecha fijada para el «Tiempo de la Creación», y luego lo olvidemos mientras el daño causado persiste durante el resto del año. El quid de la cuestión es que el trabajo medioambiental debe ser sostenible para que forme parte de nuestra cultura y de nuestras preocupaciones cotidianas, empezando por los residuos domésticos, pasando por los industriales, hasta los médicos, y la lista puede ser larga.

No sólo la cultura medioambiental es insuficiente en nuestra región, sino que también el seguimiento de la aplicación de la legislación se queda atrás. No hay suficientes represalias por parte de los que se preocupan por el medio ambiente en lo que respecta a la concienciación sobre los signos de daño y destrucción que se hacen al medio ambiente, algunos de los cuales son visibles y otros que están ocultos y aparecen gradualmente a las personas cuando a menudo es demasiado tarde.

Los que dañan el medio ambiente traicionan a la gente y a la sociedad y pueden apoyarse en la falta de legislación al respecto, en la falta de aplicación de los decretos promulgados o en la falta de conciencia de los encargados de aplicar las leyes de protección del medio ambiente, que pueden esconderse tras el amparo de la corrupción generalizada existente o en la corrupción de los encargados de aplicar la ley.

La garantía básica para preservar el medio ambiente, además de todo lo anterior, radica en educar a las generaciones más jóvenes en la preservación del medio ambiente mediante la inclusión de una dimensión de concienciación medioambiental en los planes de estudio, ya sea dentro de las lecciones de educación cívica o en sesiones y actividades especiales centradas en la protección del medio ambiente.

Paralelamente a esta tendencia, no hay que perder de vista la importancia del trabajo agrícola en la conservación y el desarrollo del medio ambiente. Cuando el verdor aumenta y la sequía retrocede, el entorno natural alcanza una fase en la que puede defenderse por sí mismo, a través de las benditas manos verdes. Sólo podemos luchar contra la aniquilación estimulando la vida.

La sequía que amenaza a nuestra región, causada por las presas que se construyen desordenadamente aquí y allá, amenaza no sólo la calidad del medio ambiente, sino toda la vida en el Medio Oriente, ya que puede ser el preludio del empobrecimiento, los desplazamientos y las guerras.

El desafío es muy grande, y lo que se requiere de nuestros países, de las iglesias y de los líderes religiosos en general, además de las organizaciones civiles y de la sociedad civil, es cooperar para alejar este amargo cáliz, en nuestra generación actual y en las venideras.

Los recursos necesarios para responder a la urgencia de la protección del medio ambiente están a nuestra disposición. Sólo hace falta un poco de voluntad de acción concertada en nuestro favor.

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