El Comité Ejecutivo y las inquietudes de una era

El texto original fue publicado en MECC el 30 de noviembre de 2022. Traducción y publicación por Maronitas.org en colaboración con The Middle East Council of Churches

Dr. Michel E. Abs
Secretario General del Consejo de Iglesias del Oriente Medio

Más allá de la declaración de clausura y del acta de la reunión, debemos detenernos en la «experiencia» de la reunión del Comité Ejecutivo que se celebró durante los dos últimos días en un tranquilo monasterio del Monte Líbano.

No cabe duda de que no hay nada más entrañable que los encuentros entre hermanos después de una larga separación, sobre todo cuando es en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y sobre cuestiones y preocupaciones comunes relacionadas con la región del Oriente Medio con todos sus componentes y sus diversas afiliaciones.

Hemos estado celebrando reuniones a distancia, en línea, como solía llamarse, incluso en árabe, durante los duros años de la pandemia que golpeó a la humanidad en su núcleo, y descubrimos, en aquel momento, que estas reuniones a distancia eran la solución eficaz cuando la pandemia amenazaba toda vida humana en la tierra. Adoptamos esta solución en línea, nos formamos en sus usos y la adaptamos a nuestras necesidades. Era la expresión perfecta de la lógica que dice que «la tecnología que puede perjudicar a la humanidad en algunas de sus manifestaciones es la que proporciona a la humanidad los medios que la ayudan a salvarse». Sin embargo, con la vuelta a la normalidad, la gente volvió a saborear y a darse cuenta de la importancia de los encuentros cara a cara con esa interacción que se produce entre dos personas en el encuentro directo frente al encuentro entre dos pantallas de ordenador o teléfonos móviles.

Esta nueva realidad se reflejó en la interacción entre las partes que participaron en la reunión, ya fueran miembros del Comité Ejecutivo o del equipo de la Secretaría General, y las relaciones que se establecieron en el seno de este pequeño equipo emanado de la Asamblea General, que trabaja en su nombre y por delegación de la misma.

Este es el punto de partida en el análisis y en la variable dentro de las constantes del Consejo de Iglesias del Oriente Medio.

Los asistentes consideraron que representan a la Asamblea General y, por tanto, tienen el deber de informarle sobre la marcha de los trabajos en el Consejo durante el periodo que separa dos Asambleas Generales. En consecuencia, el equipo de la Secretaría General informará a todos los miembros de la Asamblea General del desarrollo de los trabajos en el Consejo, facilitándoles los informes y todas las publicaciones que realice el Consejo, al igual que se hace con el Comité Ejecutivo.

Además, el Comité Ejecutivo aprobó un nuevo enfoque en el nombramiento de los comités de departamento y de programa, tal y como se estipula en la Constitución y los Estatutos del Consejo. El equipo del MECC busca un equilibrio entre la gobernanza y la gestión, entre la toma de decisiones y la ejecución. Para conseguirlo, se pidió al Comité Ejecutivo que distribuyera a sus miembros en los comités de los distintos departamentos y programas del Consejo. Lo que ha sucedido en la práctica es que el Comité Ejecutivo ha ido más allá y ha aprobado que en cada uno de los comités de los departamentos y programas haya sólo un miembro del Comité Ejecutivo, siempre que el resto de los miembros sean nombrados entre los expertos y especialistas de las iglesias. Además, los no cristianos han mostrado una gran dedicación a lo largo de la historia cuando han sido nombrados en el Consejo.

Aquí, el Comité Ejecutivo registró dos puntos positivos muy importantes en el contexto de nuestro trabajo como equipo de la Secretaría General:

El primer punto es que se ha restablecido el trabajo de los comités, suspendido durante mucho tiempo por razones administrativas y financieras, lo que significa que la metodología de toma de decisiones ha vuelto al método óptimo.

En cuanto al segundo punto, radica en que el Comité Ejecutivo ha elevado el nivel de descentralización de las decisiones, ya que no se limitó a sí mismo, sino que las distribuyó entre expertos y personas especializadas, considerando que el conocimiento es tan importante como la propiedad, y esto es una posición muy avanzada según la ciencia moderna de la gestión y refleja la preocupación por elevar la eficacia de los órganos de dirección en el Consejo.

En cuanto al grupo de trabajo en los distintos departamentos y ramas del Consejo, cuando se planteó la cuestión de los nombramientos, el Comité hizo hincapié en el rechazo total de la lógica de repartir los puestos de trabajo entre las iglesias e insistió en basarse exclusivamente en el nivel de competencia en el nombramiento de los candidatos que son invitados a presentarse anunciando las vacantes a través de los canales eclesiásticos, así como mediante anuncios en los sitios de publicidad pública de nuestros países.

 

Además, el Comité Ejecutivo llamó la atención sobre la necesidad de desarrollar algunos párrafos de los Estatutos, ya que hay algunas medidas o pasos administrativos y organizativos que no son claros. Cabe mencionar que la opinión del Comité Ejecutivo coincide plenamente con las observaciones de los colegas que practican a diario este reglamento y ven dónde están las debilidades en la claridad de los textos reglamentarios. Esto es lo que nos ha obligado a tomar medidas estrictas durante la Asamblea General, ya que los textos disponibles no cubren todas las etapas de las Asambleas Generales. La falta de claridad se encuentra también en varios puntos de la estructura administrativa del Consejo, lo que requiere una «puesta a punto» para una actuación más dinámica, flexible y clara.

Este es el caso de todos los sistemas corporativos, a medida que pasa el tiempo y se encuentran con nuevas necesidades de gobierno y gestión, por lo que buscan desarrollarse cristalizando la modificación de algunos de los caminos organizativos.

«Estás a punto de construir una nueva cultura para la organización», me dijo uno de los obispos presentes. Yo le respondí: «¡Tienes razón!».

Este MECC ha sufrido fuertemente en su historia no muy lejana la desintegración y la desarticulación, y ha vuelto a resurgir de sus cenizas porque la iglesia de nuestra región está segura de su importancia. Es la única plataforma que reúne a la Iglesia de Cristo, donde nació y donde se difundió su mensaje. Su papel es permanente y renovado gracias a la vitalidad de sus equipos y líderes. No es la más fuerte desde el punto de vista financiero, pero sí lo es por su conciencia, su simbolismo y su visión de su futuro papel.

El comité ejecutivo reunido estos dos días ha aprobado la celebración de una asamblea general extraordinaria al cabo de dos años, es decir, cuando el consejo cumpla 50 años. Se insistió, y los equipos de trabajo opinan con la misma lógica, en que la aproximación al cincuentenario no debe ser celebratoria, sino que tiene que ser una estación de evaluación, análisis, lecciones aprendidas y preparación para avanzar hacia los próximos cincuenta años. Y así será.

Antes de que el MECC llegue a los cincuenta años, las instituciones que lo componen piensan conjuntamente en renovar el papel en un nuevo Oriente Medio, inspirado en el mensaje de Salvación del Maestro, en sus valores de comportamiento y en la acción que este mensaje realizó a nivel del género humano.

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