Acta de nacimiento y acta de aniquilación

El texto original fue publicado en MECC el 5 de enero de 2022. Traducción y publicación por Maronitas.org en colaboración con The Middle East Council of Churches.

Disponible también en árabe y en inglés.

Damos la bienvenida al año 2022 mientras preparamos el inicio de los días de la«Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos» que se celebra entre el 18 y el 25 de enero de cada año. 

He aquí las palabras del Secretario General del MECC, Dr. Michel Abs, que escribió para la introducción del folleto de la «Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos» para 2022, titulado «Acto de nacimiento y acto de aniquilación».

Dr. Michel E. Abs

Secretario General del Consejo de Iglesias del Oriente Medio

La historia de la Navidad debe ser tomada en sus significados, lecciones y símbolos.

La historia de la Navidad nos habla de la lucha entre la supervivencia y el exterminio, entre el bien y el mal, entre el amor y el odio.

La historia de la Navidad nos habla de la victoria de un niño indefenso sobre un tirano armado hasta los dientes, rodeado de ejércitos.

La historia de la Navidad nos asegura que la codicia y el aferramiento al poder y a los intereses son tan antiguos como la raza humana y persistirán mientras ésta continúe.

La historia de la Navidad nos dice que con cada recién nacido brilla una estrella, que guía a los Magos, para venir a recibir al niño con una renovada promesa de vida.

La historia de la Navidad es que el mal siempre acecha al bien, y se acerca a él con mil disfraces para atraparlo.

La historia de la Navidad, en su sencillez, nos enseña lecciones sobre la continuidad de la vida y la capacidad de la humanidad para adaptarse a los cambios de este mundo infestado de maldad, y la propia capacidad para sobrevivir, desarrollarse y cambiar el mundo.

Pero la enseñanza más profunda de la historia de la Navidad tiene que ver con la humildad, el sacrificio y todo el camino hacia la abnegación y la redención.

Él, el encarnado, descendió de sus alturas para ser crucificado como expiación por los pecados de los humanos, los que no aprendieron y podrían no haber aprendido los caminos justos en su vida y objetivos diarios. Él, que descendió del cielo para decirle a la humanidad: ¡basta! Él sacrificó su sangre y su alma y se rebeló contra la muerte. Nos enseñó lecciones divinas mucho antes de su nacimiento.

¿Cuánto tiempo le has esperado, oh estrella? ¿Cuánto tiempo le han esperado, oh naciones?

Él vino entre nosotros de la manera más humilde, identificándose con los miserables, los indigentes, los cargados, los oprimidos y los refugiados, desafiándonos a simpatizar con ellos, abrazarlos y ofrecerles una mano amiga.

Qué grande eres, oh estrella, tú que guiaste a los Reyes Magos hasta donde nació la vida,

Levantada eres, oh estrella, llevas nuestra identidad e iluminas el camino a nuestros invitados,

Hospitalaria eres, oh estrella, acoges con tu luz a quien viene a dejarse guiar por su luz,

Tu luz, oh estrella, emula las luces que brillan desde el Levante desde los albores de la historia, difundiendo la verdad, la bondad y la belleza al mundo.

Te pregunto, oh estrella, ¿fuiste tú la que iluminó el camino de los peregrinos, o los iluminaste con la luz del recién nacido?

Este año, la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos tiene un carácter especial, ya que procede del Consejo de Iglesias del Oriente Medio, del organismo ecuménico de la región en la que nació el Señor.

Qué gran responsabilidad es pertenecer a la tierra del Señor, al país en el que vivió y al pueblo en el que se encarnó.

Esta pertenencia no sólo nos trae responsabilidad, sino también desafíos y obligaciones.

Los retos consisten en sobrevivir en esta tierra sagrada, en la que cada centímetro vale un mártir, y en la que nuestras raíces nos imploran que no las abandonemos. Sobrevivir significa que debemos tratarnos bien y ser conscientes de las consecuencias de cada decisión que tomamos y de cada paso que damos. Significa que debemos saber comunicar el mensaje de amor a los demás, lo reciban o no, y dominar la comprensión de los signos del Señor, a lo largo de su nacimiento, viaje, crucifixión y, finalmente, su resurrección y conquista de la aniquilación.

Nuestras obligaciones son seguir siendo un manantial de paz y una fuente de civilización, progreso y avance, trabajando por el bien de la humanidad, como lo hicimos a lo largo de los últimos dos mil años. Nuestras obligaciones también exigen que sigamos siendo la sal de la tierra y que no permitamos el deterioro de esta sal, o su decadencia, o de lo contrario la humanidad estará condenada. Con nuestros valores, los valores de nuestro Señor, y a través de su paz, rebelión y redención, fuimos capaces de dar al mundo una lección que determinó el destino de la civilización humana.

Oh estrella que brilla tanto, te vemos brillar cada día, a través del nacimiento de un niño, la sonrisa de una madre o la felicidad de un padre.

Que el Creador nos ayude a hacer de este mundo un lugar bueno para su creación, para que tenga vida, y la tenga en abundancia. 

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