La fe de los ermitaños de las grutas
El texto original fue publicado en MECC el 10 de febrero de 2021. Traducción y publicación por maronitas.org con la autorización expresa y petición de The Middle East Council of Churches.
Dr. Michel E. Abs
Secretario General del Consejo de Iglesias del Oriente Medio
Quienes se ocupan de la historia de nuestra nación se asombran de las condiciones en que vivieron los ermitaños que han resistido a tormentas de todo tipo, preservando su fe y sus tesoros para las generaciones que aún no han nacido.
La fuerza de la creencia, el poder de la fe y la abnegación, marcaron a los creyentes y a los ermitaños de nuestro herido Levante.
Los ermitaños y creyentes del cristianismo han escrito epopeyas de heroísmo y devoción, las más majestuosas de la historia.
Excavaron las rocas, participaron en las penurias de la vida, se expusieron a toda clase de peligros, soportaron el tormento y, cuando les tocó el martirio, se sometieron sin miedo a los depredadores en las arenas de los emperadores, y no renunciaron a su fe.
Fueron el ojo que resiste al punzón y encarnaron el Sermón de la Montaña del Señor y su marcha por el camino del Calvario.
La espiritualidad, los valores y las normas de comportamiento que nos legaron contribuyeron fundamentalmente a construir la civilización humana.
La humanidad actual está muy lejos de la cultura del ascetismo y de la austeridad, y la sociedad de consumo se ha apropiado de ella. Ha transformado a las personas, en su mayoría, en egoístas, que corren sin aliento durante todo el día en busca de lo que colma su avidez de consumo y de disfrute de los placeres de la vida.
El concepto de ascetismo y austeridad ha retrocedido hasta el punto de amenazar el destino de la humanidad en su conjunto, a pesar de la presencia de muchos movimientos de cambio que luchan contra esta tendencia.
En su poema «Los ciegos», Charles Baudelaire dice:
«Mientras, a nuestro alrededor, el mundo canta, ríe y grita, llevando el placer hasta el horror».
Esto se aplica a nuestra vida en las sociedades modernas.
¿Qué dejará esta comunidad a las generaciones que aún no han nacido?
Nadie puede responder.
En resumen sólo podemos decir: ¡Qué vergüenza tenemos frente a los ermitaños de las grutas! ¿Qué hemos hecho con los talentos que nos otorgaron?